Hasta el 24 de agosto tuve un tío al que durante toda su vida le llamamos Víctor. En su entierro la gente se extrañaba que don Félix, el cura moreno, alto y joven, que ofició el sepelio utilizara el nombre de Miguel. Una persona del tercer banco se levantó y tocó el brazo de mi primo José Luis:
—Jose, ¿qué pasa? Se está confundiendo. Está llamando a tu padre “Miguel”.
Mi primo, con su habitual sonrisa y sus ojos azules descoloridos por el dolor, se giró y le miró complaciente, con ternura de padre (la que él había perdido ya para siempre).
—Sí. Está bien. Era Miguel.
Don Félix no dejaba de asociarlo al arcángel, al patrón del pueblo, a san Miguel. Mientras a sus familiares y amigos nos chirriaban los recuerdos y el cariño hacia una persona desunida a ese apelativo vacío.
Cuando mi tío Víctor nació en el pueblo vecino a este, donde casi ochenta y ocho años después le estábamos enterrando, su padre (mi abuelo José) se acercó al ayuntamiento a registrarlo.
—¿Qué pasa, José? ¿Qué ha sido: crío o cría?
—¡Un chaval! Un mozo. Sano y grande.
—Pues, bien que me alegro. ¡Sí señor! Que se necesitan manos fuertes para sacar la familia a delante... Y qué ¿Cómo le ponemos? ¿Cómo el abuelo?
—Sí, sí. Al primero, como el abuelo. Ya vendrán más.
Una conversación sencilla, que lió toda la vida de mi tío Víctor. A partir de ese momento nadie le llamó por el nombre con el que le inscribió el secretario o la persona que llevara los registros de los nacimientos en el pueblo. Pues en este diálogo campechano entre compadres, cada uno se refería a un abuelo. En los papeles legales, mi tío Víctor aparece como “Miguel”.
Hace unas semanas, a mi tío Víctor, que como predijo el abuelo José, era un hombre alto y fuerte (tan parecido a él), le atacó la bacteria fascitis necrotizante. Una patología que se caracteriza por la descomposición de los tejidos blandos y de la piel. Es más conocida por su nombre de guerra: la bacteria “come carne”. Se dan pocos casos en su versión asesina. La mala suerte ha querido que uno de esos casos raros haya sido el de mi tío Víctor Martínez Acero.
Petra Acero (29/09/2012)
A mi tío le recuerdo sonriendo, como a sus dos hermanos (mi padre y mi tía Antonia). Parecía que su vida fuera un camino de rosas, pero nada más lejos de la realidad, solo que él así la convertía para los demás.
Un beso muy grande a mi prima Vanesa, que vivió toda su vida con él y compartió su última sonrisa.
Amparo Martínez Alonso.
Ahora sabéis de dónde viene el apellido de mi blog: de la familia de mi padre.
A mi tío le recuerdo sonriendo, como a sus dos hermanos (mi padre y mi tía Antonia). Parecía que su vida fuera un camino de rosas, pero nada más lejos de la realidad, solo que él así la convertía para los demás.
Un beso muy grande a mi prima Vanesa, que vivió toda su vida con él y compartió su última sonrisa.
Amparo Martínez Alonso.
Ahora sabéis de dónde viene el apellido de mi blog: de la familia de mi padre.
Curiosamente, este verano la abuela me explicó el asunto de los nombres del tío. Yo no lo sabía. De hecho, mi duda era más bien si se llamaba Víctor o Vítor, pues siempre había oído que le decían Vítor, cosas de la economía del lenguaje, supongo. Lo cierto es que la historia me pareció muy singular, digna de un relato como el tuyo. Lo importante es que las personas no se mueren si no se olvidan. Yo nunca olvidaré su sonrisa (creo que nunca lo vi serio) y su idéntico parecido al (bis)abuelo José que, junto a la bis(abuela) Sixta, no se cansa de mirar desde un retrato que cuelga en la pared.
ResponderEliminarEse retrato es la imagen que guardo de los abuelos. Como dices, la sonrisa del tío "Vítor" ahora es eterna, como la de tu bisabuelo y abuelo, porque los que la hemos disfrutado la llevamos para siempre ahí (no sé dónde exactamente, pero es ahí dentro), con nosotros.
EliminarUn beso, Virginia.
Recordar es mantenerlos con nosotros. Es sonreir. Es alegrarnos de la suerte de haber vivido con ellos.
Amparo, la gente querida no muere si está en nuestros corazones, más aún si repartieron felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tus palabras, Moli. Es duro perder a las personas queridas. Es morir un poco. Pero hay que pensar en las que se quedan. Tratar de que ellas sufran lo menos posible.
EliminarUn beso.
Hermoso homenaje a tu tío, Petra. Concuerdo con El moli en que seguirá viviendo en vuestros corazones.
ResponderEliminarYo conocí un caso similar, -que afectaba a una pareja- en el que nos enteramos de sus nombres reales cuando nos entregaron la invitación a su boda.
Un abrazo fuerte.
Había que centrarse en la anécdota para dar salida al sentimiento contenido. Pero el narrado suceso es real, y hasta hace poco yo no sabía que mi tío Víctor se llamaba Miguel.
EliminarUn beso y muchas gracias, Pedro.
Muy hermoso y necesario recordar a quienes pasan por nuestras vidas dejando huella.
ResponderEliminarAbrazo enorme!
Un beso grande, Paloma.
EliminarHe sido muy feliz en mi niñez... (en mi vida) gracias a mi familia, a su cariño y ejemplo. La vida de mi tío ha sido dura, por eso llamaba la atención tanto su permanente sonrisa, como la de su hijo: mi primo José Luis.
Un bello homenaje para alguien que ya se ha quedado para siempre metido en tu corazón Petra. Un abrazo enorme.
ResponderEliminarGracias Sandra. Ojalá yo deje tanta huella cuando me vaya, querrá decir que he hecho algo por los que me rodean. Tal vez eso es lo que les dibujaba la sonrisa a la gente buena.
EliminarUn abrazo fuerte.
Tu familia no podia esperar menos de ti, un bonito recuerdo a ese ser querido que ha fallecido pero que no se ha alejado ni lo hará jamas. En estas cosas, en las cosas cotidianas de la vida, es cuando a uno se le conoce. El querer compartir este suceso en tu blog, con todos los que te leemos , y sin conocerte te apreciamos, dice muchisimo de ti, sobre todo de tu gran sensibilidad que se escapa por todos los poros de tu piel sin que puedas evitarlo, y no lo evites, no , nunca lo hagas.Un abrazo grande , grande.
ResponderEliminarEs un homenaje pobre. Pero la anécdota, como le decía a Pedro, sirve para relajar y asentar los ánimos y las penas. Utilizándola como motor para alejarnos de la tristeza. Debemos de tratar que las desgracias familiares se conviertan en vivencias, en recuerdos alegres para los que seguimos aquí. Pensar en la suerte que hemos tenido de haber vivido con esa persona.
EliminarBegoña, eres tan amable y encantadora... Muchísimas gracias por tus palabras, siempre tan cariñosas.
Un beso enorme.
Me ha encantado la publicación, menos mal que no la e leído en la oficina porque has conseguido que se me callera alguna lagrimilla. Yo la historia del abuelo ya me la sabia me la conto muchas veces sobre todo cuando empecé a ser muy curiosa sobre las cosas que me rodeaban. Ahora solo me queda una cosa por hacer y estoy segura que el querría q fuese así y es q con el tiempo el dolor y las lagrimas que producen los recuerdos se transforman en sonrisas agradables y con ganas de recordar muchísimas mas. Un besico
ResponderEliminarClaro que es lo que quiere. Que no suframos por él. Que la tía no llore. Que tú seas feliz. Cuando murió mi padre nos dijo que él, como hermano mayor estaría siempre que lo necesitáramos, que él nos cuidaría a nosotros y a mi madre. No dejó de llamarla ... Y preocuparse por todos sus sobrinos por amor a su hermano pequeño (nuestro padre) y a nosotros; aunque en su propia casa ya tenía bastante ocupación, preocupación y sufrimiento.
EliminarEl ejemplo es la mejor enseñanza. Hemos tenido buenos maestros, Vane. Trataremos de estar a su altura...
Un beso muy grande, y una sonrisa... Martínez Acero.
Muy bello homenaje, Petra, venía leyendo el texto como una ficción y sobre el final me sorprendiste.
ResponderEliminarSea como fuere, el valor el relato es el mismo, al cual se agrega el valor del homenaje.
Un beso.
HD
Gabriel me alegra que te pareciera ficción, pues no pretendía crear un homenaje lacrimógeno. Solo un relato con vida, dictado desde el recuerdo y la invención. Una anécdota que me sirviera para hablar de la muerte de un gran hombre, y de la suerte de haber podido ser parte de su familia.
EliminarGracias por tus palabras , y hacérmelas llegar hasta aquí.
Un beso cariñoso.
¿Gabriel por lo del arcángel o porque esta entrada -para ser coherente- admite varios nombres para cada persona? Jeje.
EliminarBesos.
Es una forma de mantener el recuerdo, justamente inmortalizándolo con una historia. Ya lo han dicho, pero es cierto, las personas que nos marcan de alguna manera viven miesntras vivimos.
ResponderEliminarEl caso es curioso, pero se da bastante.
Besitos
Estoy segura de ello. Viven acomodándose a nuestra tristeza, a nuestra aceptación, a nuestros recuerdos que van evolucionando poco a poco hacia un enfoque positivo, sereno, edificante... Para emularlos en muchos, muchísimos detalles que ni imaginábamos haber aprendido de ellos. Esos detalles, esas actuaciones sí son verdaderos homenajes hacia nuestra personas queridas perdidas.
EliminarEnmascarado, muchísimas gracias por acompañarme.
Un beso.
Este tipo de anécdotas/acontecimientos son las pequeñas cosas que nos quedan de las personas cuando se van, y las recordarás siempre,
ResponderEliminarun saludo vaquera
Querido Akaki, sé que lo dices por experiencia. Casi todos hemos pasado por sucesos similares, y con los años cada vez más. Aunque es un palo cuando no te lo esperas porque la persona está como un roble y con ganas de vivir y seguir ayudando a su familia, donde casi es imprescindible...
EliminarMuchas gracias y un beso grande, amigo Víctor.
Mi niña, la vida es un constante camino de pérdidas, pero para eso tenemos el corazón cada vez más grande, para que nos quepan todos, todas.
ResponderEliminarmil besos. Seguro que esa sonrisa te va a alumbrar siempre en los momentos de oscuridad. No son palabras simples las que te digo, las siento de veras.
Ángela me alegra verte tan guapa. Sí que la vida es un continuo camino de pérdidas, de muertes. Y una se muere un poco con cada cariño que dejas de sentir, con cada persona que queremos y nos quiere, pero nos deja. Y seguimos viviendo sin ellas. Y acomodamos nuestra mente hacia todo lo bueno que recordamos de ellas, y no queremos olvidar sus gestos, su sonrisa, sus caricias, su humor, su voz, ... Para constatar que vivió y nos quiso.
EliminarUn beso sincero, Ángela. Trataré de seguir creciendo.
Petra, cada CHOCOLATE que nos tomemos tendrá un significado muy especial.
ResponderEliminarComo aquel año, en fiestas, que el tío nos dijo que el médico le había quitado el chocolate, así que solo comería dos tazas!!!!
ResponderEliminarRealmente era muy gracioso, como su hermano pequeño, como lo era su hermana antes del Alzheimer. A todos los recordaremos riéndose. Eso dice mucho de ellos...
Besos sonoros de pueblo, Monte Orbea.
Hemos tenido mucha suerte, seguimos teniéndola.
PETRA que bello haber tenido un tio como tu querido tio Victor ,Él vivirá siempre en el recuerdo de todos los que lo amaron
ResponderEliminarun abrazo con ternura!
Gracias Meryross. Él siempre estará en el Acero que llevo conmigo, haciéndome fuerte con su sonrisa y su ternura. Pues el cariño da mucha fuerza: mueve montañas.
EliminarUn beso y un abrazo.
Las mejores personas de nuestra vida, se nos van de las más dolorosas formas, aunque si los recordamos siempre y de forma tan cariñosa, nunca se irán.
ResponderEliminarBonito homenaje.
SMM
Hola Petra. Leía y leía pensando que era micro-ficción y al llegar a tus últimas palabras me ha envuelto un halo de realidad que me ha hecho volver al texto.
ResponderEliminarEs una buena forma de perpetuar su memoria y la de los tuyos. Recibe un beso muy grande por esta historia de tu familia, del nombre de tu tío y de todos los que compartistéis a su lado ¡unas maravillosas sonrisas!. Aquí os dejo la mía : :)
Un abrazo Petra, desde mis palabras.
Que homenaje tan hermoso, Petra. Estoy seguro que donde esté ha sonreído con esa ternura de padre, que es lo que es un poco un tío.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Gran homenaje familiar. Contado con verdad, con ternura y con un toque especial. Acero, acero...Victor, Miguel: tu tío.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Amparo, bonito homenaje a tu tío Víctor. El nombre es lo de menos, por lo que cuentas lo importante lo ha repartido con todos vosotros, y su sonrisa y entusiasmo seguro que os contagió.
ResponderEliminarNo es que no me guste Amparo, pero ahora que sé de dónde viene me gusta más Petra Acero, así en plan bloguero o literario.
Lamento la pérdida y te acompaño en el sentimiento.
Un abrazo
Gracias, amigos por vuestras palabras. A Sonia, a Laura, Miguelángel, Carlos: CDG y a Arte Pun.
ResponderEliminarEl conocimiento, la información te ayuda a decidir con datos, con conocimiento, y me ha resultado curioso el comentario de José Luis, Arte Pun: ahora le gusta lo de Petra Acero. A mí también, es como homenajear, apoyarme en mis orígenes, en mis antepasados; recordar que formo parte de ellos, y ellos de mí...
Gracias, de corazón, por venir hasta aquí para ayudarme en la despedida, en la resituación de su esencia. Sé que como mi padre, nunca nos abandonará, estará cerca, no sé exactamente dónde, pero estará por si le necesitamos...
Gracias, gracias a todos.
Petra Acero:
ResponderEliminarUn muy sentido homenaje a un ser muy querido.
Cada vez que se cruce una foto con su imagen o salga a relucir alguna anécdota que lo tenga presente, estará de vuelta contigo y seguro que se presentará con su risa inolvidable.
Por desgracia, debió bajarse del tren de la vida unas cuantas estaciones antes del destino esperado, pero su recuerdo llegará tan lejos como lleguen los restantes pasajeros y, a través de la descendencia que sepa de él, más allá también.
Te envío un sentido abrazo de contención.
Petra, emotivo homenaje a un ser que formó parte de tu vida y que siempre vivirá en tu memoria. A medida que iba leyendo los comentarios se me estaba ocurriendo... ¿porque no escribes un relato sobre su vida? ¿un retrato de tu tio? sería un magnifico regalo para él y para toda la familia.
ResponderEliminarUn abrazo,
Petra, después de todo un lujo para tu tío tener, un poco, dos nombres ¿no? Siento tu pérdida, seguro que le hubiera encantabo conocer el modo tan magnífico en que le haces vivir a través de tus palabras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hermoso y emotivo homenaje, Petra. Recordar es mantenerlo cerca y disfrutar del privilegio de haberlo conocido, sé que no mitiga la pena, pero espero que la haga menos dura.
ResponderEliminarUn beso grande.
meca...........
ResponderEliminarbesos
Hoy e ido a llevarte rosas granates de terciopelo, iguales a las k tu tenias siempre en el jardin. Se que me has visto llorar,al igual q tambien se,q no te gusta verme asi, pero no me e podido controlar.Hace ya casi 3 meses que me dedicaste tu ultima sonrisa mientras luchabas por seguir viviendo,y yo mientras veia k t m estabas yendo. Te quiero abuelo
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