Piedra y Acero

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Soy como la PIEDRA: firme y resistente,... pero me deshago en ensoñaciones, y ¡me agrieto por contarlas!, por ayudarlas a escapar, a escurrirse como el ACERO fundido; relatando, en su huida, vidas inventadas y verdaderas mentiras.

21 de marzo de 2013

Hoy, ayer y mañana



Hoy, como cada mañana, Nora se repite la misma cantinela: “Tengo mucha suerte, tengo un techo donde vivir”. Entonces se levanta animada, coge su toalla y va al cuarto de baño, no se ducha ni se lava la cabeza porque hoy no es domingo. Regresa al saloncito, se viste, dobla las sábanas y la manta, recompone el sofá y entra en la cocina: tiende la toalla y desayuna sola. Coge su mochila, llena de pañuelos de papel, y guarda la bufanda rosa que Consuelo le trajo ayer para su hijita. Sonríe imaginando la cara de la niña cuando vea el regalo. Sale de la casa cerrando la puerta sin hacer ruido para no despertar al matrimonio. En la calle, camina en busca de un buen semáforo, en otro barrio más concurrido. 
La señora Consuelo se levantará más tarde, a las ocho, preparará el desayuno de Eulogio, y lo aviará antes de irse a limpiar las dos casas de los martes. Regresará sobre las tres de la tarde, lo sentará y le dará la comida. Si hace bueno, abrirá el balcón para que el sol le alegre. Sabe que a él le gusta, aunque ya no diga nada. 
Antes, Nora trabajaba en un supermercado y vivía en la buhardilla con su hijita. Ahora, la niña está en una casa de acogida, y ella acepta la hospitalidad del matrimonio amigo. Cuando Nora encuentre trabajo comprará una silla de ruedas para Eulogio… 
¡Qué sería de Nora sin trabajo, sin casa y sin Consuelo!

Amparo Martínez Alonso (21/03/2013)


Hoy, 21 de marzo, todos estamos un poco más indignados que ayer (esperamos que menos que mañana). Demasiada gente lo está pasando mal...
En La colina naranja, esta primavera, se vuelven a recoger más y más Microrrelatos Indignados. Este es solo mi granito de arena... naranja.


15 de marzo de 2013

No Intervención


Y restos de lágrimas en las mejillas y babas mezcladas con leche y mocos pringando su carita de muñeca deslucida. Arrojada al suelo, la pequeña mueve brazos y piernas en un combate, cuerpo a cuerpo, contra nadie… Patalea y llora desenfocada. Berrea y se agita, ¡dificultando mi trabajo! A su lado, medio oculta en el claroscuro de la choza, inmóvil y con  un pecho al aire, su madre me mira sin parpadear. Los redondeles rojizos que acribillan su cuerpo reverberan y aumentan de tamaño, empapándole la túnica… ¡Disparo! Me arrastro y vuelvo al todoterreno.

Amparo Martínez Alonso (09/03/2013)

A veces, los amigos (en este caso Yolanda Nava) ganan el concurso semanal, otras veces incluso el mensual, de REC de la Ser, y entonces me animo y juego con su frase ganadora. Aunque mi ejercicio se queda ahí, en un juego: ¡eso es lo que gano!