Piedra y Acero

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Soy como la PIEDRA: firme y resistente,... pero me deshago en ensoñaciones, y ¡me agrieto por contarlas!, por ayudarlas a escapar, a escurrirse como el ACERO fundido; relatando, en su huida, vidas inventadas y verdaderas mentiras.

30 de mayo de 2015

Competitividad

Una mosca zumba junto a su nariz. Suelta un manotazo, pero no consigue derribarla… A su lado, el novato reacciona acercando la antorcha —de polietileno policromado, muy manejable y liviana— a la mecha del cañón… 

—¡No dispares, joder!... Solo espantaba una mosca cojonera (“Como tú”, piensa)… ¡Un maldito insecto! (“Como tú”, insiste pensando)… ¡No me jodas, Alelardo!... La señal convenida es levantar el pulgar. ¡Céntrate, tío! 
Entre dientes, continúa quejándose: 
—Mucho máster y mucha hostia, pero de experiencia nada de nada… Así, no hay forma de ganar esta guerra. 

Para Abelardo es su primera batalla, su primer trabajo. Por eso está nervioso. Y, además, por muy pacifista que sea, tendrá que disparar. Memoriza el manejo de cada arma reglamentaria —excepto el cañón y el lanzallamas, alquilados en el último momento—. Tras el reparto, a su bando le corresponde el cañón. Abelardo hubiera preferido el lanzallamas, de munición amarilla. ¡Le da suerte ese color! El cañón dispara bolas azules… 

Abelardo siente un golpe en la frente y se le nubla la vista… Eliminado del campo de batalla, escupe la pintura amarilla que le chorrea hasta la boca… Mientras, su compañero alza ambos pulgares.  

Amparo Martínez Alonso
Esta es mi participación en "Esta Noche te Cuento". 
Esta vez la cosa va de cañones.