Piedra y Acero

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Soy como la PIEDRA: firme y resistente,... pero me deshago en ensoñaciones, y ¡me agrieto por contarlas!, por ayudarlas a escapar, a escurrirse como el ACERO fundido; relatando, en su huida, vidas inventadas y verdaderas mentiras.

11 de noviembre de 2011

¿Solo un pico?


No lo tenía que haber hecho. ¿Hice o solo dejé hacer? El protagonismo me importa muy poco. Es el porqué lo que me sorprende. Disfruto de una pareja estable. No entiendo mi comportamiento. ¿Y mi zozobra de ahora?, o... ¿es bienestar lo que siento? Voy a arrepentirme el resto de la noche. ¡Lo sé! Recuerdo las sentencias de las películas: “Por los agravantes de nocturnidad, premeditación y alevosía se le condena a…“. Estoy seguro que de alevosía y premeditación, nada de nada, pero nocturnidad… ¡Vaya comedura de coco por un pico!

Al entrar en casa, Lucía se giró para saludarlo, pero él no se acercó a besarla, no se sentía con ánimos de mezclar. Subió a dejar el portátil y cambiarse de ropa. Se desnudó. No iba al gimnasio, sólo los fines de semana salía en bici de montaña. Se observó en el espejo, se gustó. Nada de grasa acumulada, y aunque sus pectorales, bíceps y tríceps no eran rompedores, el conjunto le resultó atractivo. Después de todo, iban a tener razón sus compañeras de vestuario y atrezzo. 
—¡Bah! A ver si por un beso rápido, en el coche, voy a tener que cambiar mi chip existencial. Estoy como ayer, soy un tipo del montón: normal, en todos los sentidos —contestó al espejo, mosqueado, en voz alta. 
Cuando bajó, volvió a observar a Lucía. La contempló desde la puerta del salón: tumbada en el sofá, descalza, con su vestido corto de tirantes y la larga melena suelta. Lucía, en términos fotográficos, no era una belleza a encuadre corto, pero causaba admiración, con sus medidas de modelo, al ampliar el campo de visión. Como a cualquier hombre, su presencia lo atraía y le resultaba de lo más sensual. —Seguía sin dar crédito a la desconcertante reacción de su cerebro, esa noche, solo por un beso infiel—. Se acercó y la besó el hombro: apenas un roce. 

En la productora, a la mañana siguiente, más puntual que nunca, no se asomó por el estudio de grabación, como habitualmente hacía para comentar novedades y últimas jugadas con Pedro, su socio. Después de tontear, más de lo normal, con Marta en recepción, se encerró en su despacho: "Un pico, sólo fue un pico, ¡joder!" —se animaba, mientras con un sudor frío, las palmas de sus manos no se lo creían— "Entonces, ¿por qué no me lo consigo sacar de la cabeza? ¿Por qué he probado tres camisas antes de ponerme el polo azul?, y ¿por qué el pelo me parece más rebelde que nunca, aun habiéndome puesto gomina como me aconsejó, ayer, en el coche?". 

Estaba leyendo un e-mail cuando se abrió y se cerró la puerta rápidamente, quedando cara a cara con su vergüenza. Un momento inquietante y revelador, como debía de ser el instante anterior a la muerte —pensó—. Regurgitó toda su vida: su familia, su primer geyperman, su primer beso, su trabajo, su BMW… y Lucía, y la cena con los ingleses, y la vuelta a casa en coche, y la despedida, y el beso… Toda su vida ofrecida a esos ojos que le sonreían. No hubo explicaciones ni excusas. Dos miradas enlazadas, devorando el espacio que les separa. Sin palabras. Derritiéndose en su presente abrasador. Eligió quemarse. 

Antes de salir del despacho, Pedro se volvió y, mientras abría la puerta, comentó: 
—Por cierto, sigo opinando que te favorece el pelo engominado.


(Petra Acero. 11/11/2011)

7 comentarios:

  1. Empiezan a no gustarme los continuarás!!

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  2. ¿Empiezan a no gustarte leer "continuará", o empizan a no gustarte los relatos??
    Espero que lo que te sepa mal es que no continúen, no que vayan a continuar.
    Bueno, Akaki, ya me seguirás comentando. Creo que no te defraudadán las continuaciones.

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  3. jeje, lo que no me gusta es llegar al final del párrafo y encontrarte esa palabra maldita "continuaré" que no te deja seguir leyendo!nooooo,jeje

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  4. Bueno, te perdonaré este continuará eterno, porque me ha gustado mucho!jeje

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  5. Me gustan tus relatos. Siempre sorprenden.
    Un saludo.

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