Piedra y Acero

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Soy como la PIEDRA: firme y resistente,... pero me deshago en ensoñaciones, y ¡me agrieto por contarlas!, por ayudarlas a escapar, a escurrirse como el ACERO fundido; relatando, en su huida, vidas inventadas y verdaderas mentiras.

11 de enero de 2012

El internado


⎯No llores. ¡Vamos a salir de aquí! 
La recuerdo sentada en el borde de la cama, con su pijama nuevo de dibujitos granates, el mío era en tonos azules, y sus permanentes gafas de pasta (solo se las quitaba para dormir, a veces se le olvidaban y se despertaba con ellas puestas; en la ducha, apuraba hasta que se le empañaban). Lloraba sin hacer ruido. Tan indefensa y sola, en la habitación desnuda, que me parecía mucho más pequeña que yo, y más bajita que nunca.
⎯Mayte, mañana llamaré a los papás para que vengan a por nosotras. No llores. No nos vamos a quedar aquí.


Estaba de puntillas para hablar con ella, me dolían los dedos de los pies, pero era una suerte ser una "jirafa" en esos momentos. Nos habían dado dos camarillas contiguas.Ya se lo dijeron a nuestros padres: ”Estarán muy bien, cada una en su habitación, pero juntitas”. Mi hermana se levantó y se acercó a la pared sobre la que yo asomaba la cabeza. 
⎯Ampa, ¿tú no lloras? 
Me hablaba agarrada al estrecho muro, guardando el equilibrio, mientras sus gafas, sucias de lágrimas y marcas de dedos, no lograban sobrepasar la incómoda barrera. 
⎯No, porque cuando se enteren los papás de cómo es esto, nos van a sacar de aquí. Además… tú estás conmigo. Luego, en la cama, arropada hasta los ojos, la imité. 

Habíamos llegado al colegio esa tarde de domingo. Después de dejar las maletas en recepción, salimos a dar un paseo con mis padres y los pequeños; entramos en una chocolatería, pero no disfruté, olía a despedida. 
Pocas cosas me resultan tan tristes como un colegio de noche, sin niños. Largos pasillos oscuros, con silencioso eco que asusta. Desconocido, laberíntico, grande, gris,… y con monjas. Como estar encerrada en un convento, sin vocación.

Las clases empezaban a las diez de la mañana del lunes. Cuando volvíamos de desayunar, al deshabitado dormitorio, solas y juntas, el panorama estaba cambiando de aspecto. Empezaba a parecerse a la plaza del mercado: saludos, risas, carreras, abrir y cerrar puertas, arrastrar maletas, saltos, besos, gritos,… El sonido ambiental iba subiendo de tono, mientras nosotras, espectadoras silenciosas de tanto trajín y bullicio, mejorábamos el gesto. 
Esas chicas ruidosas vestían nuestro mismo uniforme y tomaban posesión, a lo largo de los dos pasillos, de las distintas camarillas. Entraba mucha luz por los altos ventanales de madera barnizada, y entonces descubrí que las paredes no eran grises, tenían un agradable color verde guisante. 

⎯Hola, ¿sois nuevas? Se nos notaba a la legua, pero contesté agradecida:
⎯Sí, me llamo Amparo, esta es mi hermana Mayte. Todavía no sabemos dónde están las clases, el colegio es muy grande. 
Era morena como nosotras, muy pecosa, y tan alta como yo. Llevaba los calcetines desigualados: uno estirado y el otro enroscado en el tobillo; lucía, sin ningún pudor, la blusa azul celeste arremangada hasta los codos, y utilizaba como cinturón el jersey azul marino de cuello de pico. Rebosaba experiencia. Quise fallar mi pregunta: 
⎯¿Tú también eres nueva?
⎯¡Qué va! Estoy aquí desde infantil. Ya os enseñaré todo esto… ¡Ah!, también me llamo Amparo. 
No nos separamos de ella. 

El sábado después de comer, cuando las internas estábamos viendo la televisión en la sala de audiovisuales, sonó por megafonía:
⎯¡Hermanas Martínez, hermanas Martínez, os esperan en recepción! 
Amparo García, Celia Gallardo, Blanca Galán y Titos Madurga nos miraron desilusionadas. 
⎯¡Serán nuestros padres! ⎯les dije antes de levantarme. 
Bajamos corriendo, cogimos el atajo de la capilla, nos subimos los calcetines y nos abrochamos el babi antes de entrar en recepción. Madre Rosario, desde la portería, nos indicó la sala de la izquierda. Estaban los cuatro esperándonos, para dar un paseo y merendar ⎯según dijo mi madre al abrazarnos⎯. Les dimos un beso. Miré a mi padre: 
⎯Papá, no podemos salir, estamos viendo una peli con las amigas.

A mis amigas del colegio, que nunca será tarde para saber de ellas.
Y a mis hermanas: Mayte Martínez y Amparo García.

(Petra Acero.11/01/2012)

11 comentarios:

  1. QUE "KUKI"...............................

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  2. Hombre!!! Si es mi monte preferido.
    El próximo te lo dedico a ti.
    Aunque tú estás ya demasiado presente en este blog (por suerte para mi).
    Un beso.

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  3. MUY BIEN.
    A lo mejor me he pasado un poco.
    Por ahí, por ahí. Tal cual; aunque quizá algo menos tal hubiera estado mejor.
    La lluvia tras los cristales, invierno académico, monotonía..... Seguro que habría también travesuras en los internados y sino que se lo digan a Antena 3 o ¿es Tele 5?

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  4. ¡Mariscal! Juntos mis dos incondicionales. Seguro que usted también estudiaría interno, aunque sería en algún colegio de alcurnia. Pero el internado es lo que tiene... tanto de nuevo, de restricciones, de normas. Saltar alguna, de vez en cuando, era un gran logro, una acción de orgullo (asumiendo el castigo como pago de tu proeza, cara a las compañeras que no se atrevieron).
    Un saludo, Mariscal.

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  5. Repito la expresión de Monte Orbea, que "KUKI". La verdad es que me ha gustado mucho porque al leerlo he realizado una retrospección de un momento de mi vida que coincide mucho con el que vive tu protagonista .Gracias por hacérmelo vivir de nuevo. Lo recuerdo como un periodo muy bonito; aunque tuvo algún que otro episodio angustioso, pero nunca traumático.

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  6. Bienvenida, Gallinita Ciega.
    Me alegro que el relato te haya "llegado". Los periodos bonitos y felices de la vida hay que tratar de recordarlos, o al menos no extraviarlos entre tanta maraña de prisas, estreses, penas o malos humores...
    Un saludo, y espero sigas por aquí, ahora que has entrado...

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  7. Un relato tierno en su contenido y que "da gusto leer". Sobre el salto temporal en el último párrafo, provoca un contraste peculiar, me ha gustado la idea.

    Hasta pronto señorita Petra!

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  8. Akaki!!! Cuánto tiempo!!! ¿Ya está "visible" tu blog?
    Hasta... mañana.

    Me alegro que te haya gustado.

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  9. Es muy agustiosa esa sensación, pero el final me tranquiliza.

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  10. Hola Petra,
    Esta historia me trajo memorias de la escuela, amigas, monjas. Buena descripcion del ambiente.

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    Respuestas
    1. Adriana, me alegra tenerte por aquí.
      Se trataba de eso. De llevaos "dentro" de un internado, rápidamente. Y reflejar la volubilidad del sentimiento infantil, que casi como vienen los grandes problemas se van... El sentido de supervivencia que tienen: se adaptan mejor que los adultos.

      Saludos

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