El cabello de la víctima aparece empolvado, sin lustre, tras haber barrido la nieve con surcos inquietos, convulsivos, aventura, amargamente, el viejo policía. Recostada sobre la mesa de metacrilato del hotel, la chica recuerda una marioneta abandonada.
El inspector contiene las lágrimas, mientras deforma con rabia los guantes de látex que su compañero le acaba de pasar...
Por la noche, derrotado sobre su cama, llorará acariciando una foto, buscando culpables, tratando de apresar demonios… antes de que huyan camuflados entre papeleos legales.
Ahora no, ahora no puede alterar la escena. Por eso no retira cariñosamente ningún mechón de la joven, ni arropa su espalda desnuda, ni limpia el rastro de nieve de su cara… Ahora, el inspector jefe lanza un beso de buenas noches a su hija muerta.
Amparo Martínez Alonso (27/01/2014)
...Y como no puedo faltar a mi cita mensual en ESTA NOCHE TE CUENTO, aquí os dejo mi participación para el mes de enero que versa sobre "tras el rastro por la nieve". He tratado de reflejar una nieve muy particular, ¡porque nuestro idioma es muy rico!!!!
Lo bueno de esta familia es lo variaditos que somos, je je, buena aproximación al tema Petra.
ResponderEliminarAbrazos y suerte.
jajaja, cuánta razón llevas. Nos gusta innovar o tratar de ir más allá, en eso consiste, ¿no?
EliminarUn abrazo
Tremendo. No te deja de agobiar mientras lo lees. Es duro.
ResponderEliminarSaludos
¡Qué tema!!!!¡Duele leerlo! un beso Martha - Te espero en mi blog-
ResponderEliminarBuf... cómo golpea tu relato... Es muy bueno Ampa, mucho. Yo también me moriría por arropar, darle un poco de calor a esa escena...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es fabuloso tu micro Amparo, muy duro pero muy bien contado. Te deseo mucha suerte.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Me encanta pero, lo de la nieve en su cara... impresionante, muy aguda.
ResponderEliminarUn abrazo Petra.
Rosy
Un relato que impresiona, y que sugiere la dura realidad de muchos jóvenes.
ResponderEliminarSaludos
Marinela