En Extremadura, una biblioteca se quedó huérfana este domingo.
En Cañaveral, los vecinos recuerdan a su paisano Rafita, con cariño y agradecimiento.
En nuestra Agencia de Publicidad, nos quedamos sin “Jefe”.
Esto que estás leyendo, nunca tendría que haberse escrito.
Rafael García-Plata Quirós luchó para que así fuera, para seguir viviendo: ¡Tenía tantos proyectos, tantas ganas de vivir! Pero sobre todo quería que su gente no sufriera, por eso su enfermedad la llevó en silencio: sus sesiones de quimioterapia las conocía él, las sufría él todos los miércoles, para el jueves llegar el primero a la agencia, como venía haciendo desde que yo le conozco:
⎯¡Hola, buenos días! ¿Cómo estás, Rafa?
⎯Estupendamente y ¿tú?
⎯…Pues parece que no tan bien como tú.
Yo sabía que tenía cáncer. Cada vez se parecía más a mi padre, cada vez lo veíamos más delgado, más débil. ¡Cada vez lo admirábamos más!
Conocí a Rafael hace 25 años. El mes pasado cumplimos nuestras "bodas de plata laborales". Rafa, para mucha, mucha gente, el jefe, era un creativo indomable, un vendedor (a él lo de ejecutivo no le iba) incansable, el artífice de campañas publicitarias, de relaciones, de eventos, de escritos, de amistades. Gran abanderado extremeño, orgulloso de su tierra y sus gentes, conocedor de su historia, su cultura, sus verdades y cuentos.
Hasta hace unos meses, Rafa nos invitaba a desayunar migas extremeñas. En la cafetería de la calle Ayala, junto a la agencia, preparaban migas todos los viernes. Consumir productos extremeños representaba otra forma de homenajear y difundir la entidad de su tierra. Recuerdo que al lunes siguiente, Rafa les regaló un gran envase de pimentón de La Vera, para que las migas de los viernes fueran auténticamente extremeñas. Así era mi jefe. Llenaba con su generosidad, simpatía, sencillez, familiaridad… cualquier espacio: una cafetería de Serrano, la presentación de un libro, el lanzamiento de un producto farmacéutico... o el teatro de Mérida.
Hay personas que nacen con estrella y crean un firmamento a su alrededor. Personas que brillan con luz propia: sin deslumbrar, sin protagonismos, caminando a tu lado (guiando, cobijando, alegrando, facilitándote el camino).
Por eso, ahora, la sonrisa azul de Rafael García-Plata Quirós dibuja tan buenos recuerdos en mi memoria.
Escasas, pero sentidas palabras de reconocimiento hacia un maestro, hacia un amigo.
Amparo Martínez Alonso (21/11/2012)
Os dejo alguna de las muchas reseñas que muestran el sentir hacia su persona, hacia su pérdida:
Real Academia de Extremadura
Elegía por Rafael García-Plata Quirós
Multitudinario adiós
Cañaveral