Era su bella durmiente… Cada día se atrincheraba frente al castillo de cristal. Los centinelas le tuteaban, pero no le extendían el puente levadizo… ¡Soñaba con despertarla! Abrazaba el muro transparente, empañándolo con su letanía: ¡Mi niña, mi princesa! Te quiero, cielo... ¿Me oyes, Sandra?… ¡Abre los ojos! Por favor, mírame… ¡Vuelve!
—Nada de moto.
—Pero papá… ¡Me lo prometiste! Dijiste que cuando cumpliera los dieciséis…
—Sandra, la lluvia es peligrosa… En el buen tiempo todavía tendrás dieciséis años. Entonces te compraré la moto. Hasta el verano, en metro.
—Y si me he muero antes, ¿qué?
—Pues me arrepentiré toda la vida, princesa.
—No sonrías… ¡Te odio!... Y ¡no me llames princesa!
—¡Sandra!
Teresa fue al salón al escuchar el portazo… ¡Se le pasará, cariño! Solo es una rabieta de adolescente. Pero Sandra no volvió: llamaron a sus amigas… y a la policía.
Hoy, Teresa acude sola a la UVI acristalada donde sigue ingresada Sandra. Ayer, su marido saltó al foso en busca de su princesa. Esta vez, el maquinista tampoco pudo frenar a tiempo.
Amparo Martínez Alonso (14/05/2013))
Esta es mi aportación para el mes de mayo en Esta Noche Te Cuento. Mi segunda aportación este mes (la primera ya la conocéis: esa princesa rosa, que no oculta su tristeza), con la que me siento integrante de una gran familia de microrrelatistas. No os los perdáis.
Que duro es Amparo, pero a la vez tan normal hoy en día!! Las motos, los coches, los caprichos, la poca responsabilidad, la mala cabeza, etc.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Relmente no sé si el accidente (o no) de la joven fue responsabilidad del padre, pero él así lo asumió. Mal asunto
EliminarUn abrazo, Nani.
¡Uff!
ResponderEliminarPetra,me quedo sin palabras por lo trágico que es tu relato de "princesas"...
¡ay, pero que bien escrito está!
Besicos, amiga
Creo que tenía que romper con la imagen rosa de las princesas de los cuentos. La misma imagen que yo había dibujado días antes... Una princesa de hoy en día, en un mundo de caprichos reales, y a veces incontrolados.
EliminarUn beso grande, Cabopá.
Una historia dramática, Petra, te ha salido este mes. En exceso creo, pero muy bien contada.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu ilustración, creo que te lo dije allí en casa mutua.
Un abrazo.
Seguramente llevas toda la razón. De aquello que estamos demasiado sensibles o sensibilizados no deberíamos escribir.
EliminarMi madre siempre dice que es preferible decir que no o dar un azote en el culo a un niño (y que llore), a darles todos los caprichos y que luego lloren los padres. Las madres saben mucho.
Un abrazooo, Miguelángel.
Durísimo relato, que me gusta porque desmitifica a la Bella Durmiente, no por el terrible estado en que se halla la muchacha.
ResponderEliminarHe leído que la ilustración es tuya, con o cual te felicito doblemente, pues es muy bonita.
Mucha suerte (definitivamente, perdí el hilo de ENTC, no me da de sí el tiempo).
Un abrazo bien grandote.
Querida Amparo, historia dura y aleccionadora, pero tristemente real.
ResponderEliminarLa ilustración es fantástica.
Un abrazo.
Jope, Amparo, ahora entiendo por que llora tanto la princesa en tu ilustración: una historia tan dura como posible.
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