Vi cómo una anciana tejía y otra deshacía lo que acababa de tejer. Vi penélopes de todas las edades. Vi gente corriendo, buscando, señalando alturas, calculando distancias. Vi sonrisas nuevas, comprometidas. Vi cuadrados desentonando con el miedo y la apatía. Vi guirnaldas descaradas, uniendo deseos vecinos. Vi tejidos de colores adornando árboles, farolas, balcones, abrigando alguna señal de tráfico. Vi cómo la gente se echaba a la calle y sacaban sus armas de lana.
Cada cuadrado medía veinte por veinte centímetros (“Lo que viene a ser un palmo”, según me demostró Fortunata). Y ella los iba uniendo unos a otros… formando cadenas blanditas de colores. “Porque estamos hartos de acumular ira e inmovilismo, porque ahora vamos a crear. Todos juntos. Contra la indignación, la frialdad y el pasotismo”.
En el centro de Madrid, hay una plaza, la del Dos de mayo, que conmemora el alzamiento, la indignación de un pueblo contra la ocupación injusta, el despotismo de sus gobernantes y las leyes abusivas. Hoy, después de ciento cinco años, sus vecinos engalanan los árboles, las farolas y balcones con cuadradros multicolores de ganchillo. Demuestran, así, públicamente, que el trabajo en equipo, la creación y colaboración de un pueblo contra la desigualdad, la injusticia y el inmovilismo es posible. "Porque también se puede manifestar y concienciar, creando".
Amparo Martínez Alonso (18/04/2013)
Ayer, hablando con unos amigos, coincidimos en que tras la indignación ha de responderse con la acción. La ira que circula (cada vez a más velocidad) por nuestras mentes y tripas, no debe llegar a los puños... pero sí a las manos, a las manos creativas. Paso a paso, impulsando la colaboración, el compromiso.
¡Ah!, Fortunata existe. Y este relato va dedicado a ella y a todas las Fortunatas que desean y actúan para cambiar el mundo.
En La colina naranja, hoy, más relatos indignados en la 2ª jornada de la Primavera de microrrelatos indignados 2013
Mira que traído e "hilado".
ResponderEliminarUn placer y un beso, Luisa
Pues sí, estoy contigo Amparo, la ira no debe llegar a los puños, sino a las manos, a los dedos creativos. Somos inteligentes, imginativos, deberíamos actuar y dar ejemplo uniéndonos para crear.
ResponderEliminarMuy bueno tu micro. Besos.
Petra, si todos nos uniéramos... pero no. También se dedican a crear barreras entre unos y otros. Su propósito es claro y va ser difícil cambiar la tornas.
ResponderEliminarAbrazos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encanta el relato Amparo, y la reflexión de posdata. En positivo y construyendo.
ResponderEliminarAhí vamos, a arremangarse tocan.
Un abrazo desde el alambre.
Petra, nos hemos emocionado! Somos "Tejiendo Malasaña", un proyecto al que este relato va como anillo al dedo. Queríamos escribirte a un email pero no encontramos ninguno en la página. Nos encantaría poder difundirlo si nos dejas.
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/pages/Tejiendo-Malasaña/355861157851433
Un saludo,
Tejiendo Malasaña!!!!
Para mí, todo un honor, "Tejiendo Malasaña". Mi reconocimiento y pequeño homenaje a vuestra dedicación.
EliminarUn abrazo.
Amparo
¡Qué idea tan chuli!
ResponderEliminarY que bien lo has contado, he visto a Fortunata haciendo punto y contando punto a punto para que salga perfecto...
Haz fotos por favor si vas por allí.
Besicos desde mi alambrada.
La fuerza de la unión, un mensaje que no conviene olvidar y que tu resaltas estupendamente en tu micro.
ResponderEliminarUn abrazo indignadísimo y muy apretao, guapa.
Sin duda la unión y la palabra son la base de la fuerza de los grandes cambios.
ResponderEliminarUn placer leerte
Saludos
En positivo, Petra. Un placer leerte y te diré que tengo en casa algo tejido por Fortunata.
ResponderEliminarMe alegra que Tejiendo Malasaña vaya a leer tu micro.
Besitos
Fíjate Petra, que hace unos Cinco Blogs, que me encontraba como persiguiendo a Miguel Angel en mis comentarios, porque siempre llegaba un minuto después que él. ¡Qué cosas! ¿verdad?, porque resulta que iba yo contando que tras "ene" lecturas mi espíritu se iba como estrujando, como diluyendo, como atenazado por tanta miseria e inusticia. ¡¡Y llego aquí!! y veo ¡¡un rayo de esperanza!!. Menos mal, porque hace diez blogs que me he bebido mi tercera cerveza para aguantar tanta realidad ficcionada y tan triste.
ResponderEliminarAsí que te felicito por haberme "sacado" de la bebida, y haberme dejado este poso de esperanza. Unidos podemos crear, y podemos hacer muchas cosas positivas ¡claro que sí!. Tus personajes son fantásticos ¿dónde me apunto? ... Besos amiga.
Gracias a todos vosotros.
ResponderEliminarNuestra tarea o manifestación también ha llegado a las manos (como los tejedores de Malasaña). Utilizando las manos, los dedos podemos crear historias que conciencien, que abran los ojos, que apoyen y tal vez ayuden. Abriendo una ranurita de luz, de esperanza y consuelo.
Un abrazo, amigos indignados y movilizados.
Amparo
Me gusta, Petra. Además, como presencie el momento en el que Fortunata nos daba las lecciones (de los dos tipos) me siento participe. Tu relato es un bando, una llamada a la acción pacifica. ¿Prohibirán abrigar los árboles? ¿Los talarán para evitar la acción? ¿No nos dejaran acercar a menos de 300 metros de un árbol, farola?
ResponderEliminarUn abrazo abrigaó
Ese comienzo me recordó a esa maravilla de Ginsberg: Howl.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso.
Me gusta esta pieza, tocaya, por su llamado a la acción.
ResponderEliminarLe contesto desde aquí a Ximens, diciéndola que por aquí ya nos lomhan prohibido. Se tejió una plaza un viernes y el sábado se ordenó quitarlo todo.
Mientras tanto, seguimos perdiendo.
Un abrazo.
Me gusta tu enfoque de llegar a las manos, las manos creativas para expresar nuestro disgusto. Un saludo.
ResponderEliminarVengo del Blog de Isabel Martínez Barquero y me ha encantado tu Rincón; por lo cual, si no te importa, me gustaría ser seguidor de tu Mágico Espacio.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues yo encantada, Pedro luis. Quédate el tiempo que gustes. Pasaré a visitarte por tu casa.
EliminarUn abrazo