Había que celebrarlo a lo grande. Empezaban las vacaciones y, ese año, ¡estaba limpio!: sin asignaturas a cuestas, sin mosqueos en casa, sin profe particular, sin “olvídate de piscina y moto”, sin “podías aprender un poco de tu hermana”, sin “ya lo lamentarás, ya”… ¿Era o no era para celebrarlo?... Como tú harás este verano.
Claro que me atrevo, les dije. ¡Y me atreví!... Pero ella se resistió y casi me caigo de la moto… ¡Ninguno soltamos el bolso!… Aceleré, ella se golpeó la cabeza contra una farola...
Mis colegas echaron a correr, yo me quedé paralizado como en una pesadilla, y empecé a sudar. La vieja seguía tirada en el suelo: tiesa, muda…, con su bolso agarrotado entre los dedos… Me llevaron al cuartelillo. Aquello imponía muchísimo… (“mazo”, para que me entiendas).
... Ha sido un accidente, lloriqueé… El juego de “A que no te atreves”, les expliqué acojonao... Alguien dice: “¿A que no le tocas el culo a esa rubia sin que te dé una hostia… (¡perdón!). O a que no le quitas el bolso a esa vieja y lo tiras en la parada del bus?”… Todos se retiran como si el bolso fuera una bomba… Y nos partimos el culo (o sea, nos reímos) igual que en los programas de la cámara oculta…. ¡Pero ella no lo soltó!… No quería hacerle daño…, de verdad, señor… sargento… ¿Van a encerrarme? ¿Se lo dirán a mis padres?... (A los padres, entonces, les llamábamos padres).
Fueron las vacaciones más raras de mi vida!... No me ahogué en Benidorm con el “Melenas”…, tampoco me picó una medusa ni tuve dos comas etílicos como el “Boss”, ni siquiera me la pegué en la moto del “Piojo” volviendo de las fiestas del pueblo de su primo… Estuve dos meses en un campamento para chicos difíciles y el tercer mes de vacaciones lo pasé con doña Puri... (Ya te he te hablado de ella alguna vez).
Doña Puri se recuperó rápidamente del golpe en la cabeza y, ante la insistencia de mi padre y los ruegos de mi madre, la vieja maestra me aceptó como “animal de compañía” o algo parecido...
Me levantaba a las ocho y media, no desayunaba en casa… Me lavaba la cara… me ponía calzoncillos limpios cada día… bajaba las escaleras de tres en tres… compraba el periódico y dos ensaimadas... Doña Puri (no respondía a otro nombre ni cuando sonreía) tenía preparado mi tazón de leche…
¡Agosto pasó demasiado rápido!... Íbamos paseando hasta la biblioteca, al museo de Ciencias Naturales, a sus clases de inglés o de bolillos… Comíamos en el patio de su casa, la única vivienda de planta baja que quedaba en toda la manzana. El olor a ropa tendida, a pan tierno, a higuera a reventar, a café, a geranios… aderezaba nuestras conversaciones.
Doña Puri me enseñó a mirar los libros desde un ángulo mágico, la vida desde su “perspectiva oblicua” y a saborear cada nuevo día como… ¡una ensaimada recién hecha!
Amparo Martínez Alonso (18/08/2013)
Este relato participa en la convocatoria literaria de
La Esfera Cultural.
¿Vacaciones?, si yo te contara...
Una propuesta atractiva que no deberías perderte.
Puedes pinchar en la imagen adjunta para acceder a la pag. del concurso.
Un verano muy particular. Empezó mal, pero acabó de maravilla. Genial tu historia Amparo.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Hola, Rosa!!. Así es. Los cambios pueden darse si se encuentra el interruptor adecuado.
EliminarEspero leer también tu historia de vacaciones...
Un besooo
Hermosa historia, Amparo. Es interesante ver cómo nuestros errores (grandes o pequeños) nos cambian la vida, para bien o para mal, depende de como sean encauzados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Exacto, Sara. A veces el interruptor del cambio depende solo de un clip de lo más normal: que alguien espere algo de ti, por ejemplo... No sé, pero cuando te ofrecen responsabilidad y confianza, las personas reaccionamos mejor que cuando no se espera nada de nosotros...
EliminarUn abrazo grande.
Que hermosa historia amiga, la travesura juvenil que transforma la percepción de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Luis, qué alegría.
EliminarMunca sabemos cuándo y quién puede hacernos ver la vida de otra forma...
Un fuerte abrazoooo
Me gustó la historia!!! Cariños Martha
ResponderEliminarSaludos hasta Argentina, Martha. Muchas gracias por venir hasta aquí.
EliminarSabes que me gusta tenerte cerca.
Un abrazo fuerte.
No puedo dejar de seguirte
ResponderEliminarY yo me emociono de imaginarte leyendo, Apicultora.
EliminarUn abrazo grande para ti.
Hola Amparo.
ResponderEliminarMuy evocador. Me ha chocado al principio un poco la progresión desde el "bandidaje" hasta la conversión del chico. Muy buena la segunda mitad. Solo una pega, se te ha escapado una tilde en el verbo "aceptó" en esta frase:
de mi padre y los ruegos de mi madre, la vieja maestra me acepto como “animal
Creo que todavía se acentúa pero como hay tanto cambio con las tildes en la actualidad, ya no puedo asegurarlo. Un abrazo.
jajaja. Muy bueno, Pablo. Yo también creo que todavía se acentúa el pasado... De hecho, lo he buscado rápidamente y lo he acentuado.
EliminarMuchas graciassss.
Un abrazo.
Amparo, es precioso el relato y un placer volver a leerte.
ResponderEliminarVoy a mirotear esa propuesta.
Besicos muchosl
¡Muy bien! Así me gusta, que te animes. Yo creo que es una propuesta curiosa..
EliminarUn besoooo
Me gustó mucho. Yo conozco a ese tipo de muchachos, incluso más delinguentes, pero llegué a en muchas ocasiones a comprender los motivos y circunstancias de su modo de actuar. La segunda parte es mucho mejor. Me encanta cómo llega a entusiasmarse por el mundo de la literatura y la figura de doña Puri.
ResponderEliminarHola, Pilar. ¡Me alegra mucho tu visita! Seguro que tú podías narrar cantidad de historias de este tipo de jóvenes... Y alguna también terminaría bien.
ResponderEliminarUn besazoooo, escritora.
A mi también me ha gustado mucho el relato Amparo (o Petra, o como quieras..). Me gustan los protagonismos en personas mayores ya que las considero auténticos pozos de sabiduría, y en el caso del protagonista su pillería inicial dio lugar a un verano que seguro no olvidará.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Saludos.
Como te pille te robo el bolso.
ResponderEliminarFijo.
Petra ¡cuánto tiempo! Me alegra leerte en plan tan divertido y original. Excelente el micro.
ResponderEliminarNos seguimos la pista por la huella de las letras ¿vale?
Besos
Muy bueno, colega, ahí t'has lucido con este peazo relato, tía!! :D
ResponderEliminarNo, en serio, me ha gustado mucho mucho. Ritmo, aventura y también ternura :)
Un abrazo.
Suerte, Petra.
ResponderEliminarMe gustó.
Un abrazo.
Una escena: con sol, pero a la sombra, Doña Puri, una higuera a reventar, un café y un libro. Maravillosa, incluso desde una perspectiva oblicua. Y una buena "reenseñanza"
ResponderEliminarLa esfera lo debe tener claro con tu relato.
Abrazos.
Amparo, un relato muy juvenil y ameno de leer. La cosa pintaba mal , pero al final la historia termino bien. Un fuerte abrazo ,guapa. Como ves aquí esta el glorioso leyendo los relatos de mis amigos y dando guerra.
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